«Don´t stop me now»
No voy a parar, nada puede detenerme ahora; no habrá trabajo ni paro que pueda conmigo, aprenderé a vivir como el musgo a la sombra de los árboles, como un gusano de seda esperando confiado la transformación. Usar todo lo que tenga la vida sin desechar nada como inútil. Lo malo será una guía que sabrá enseñarme los precisos pasos hacia lo bueno. Y al final las dos cosas serán una única realidad sin juicios ni condenas por hacer. No miraré atrás para no dejar de ver lo que tengo enfrente, este presente instalado en los dedos posados en el teclado del portátil, tratando de descifrar entre vocales y consonantes las señales, los tímidos sucesos y los que retumbaron en mis oídos, Amarlo todo como única solución para no encadenarme a nada. Aprenderé a no quejarme, aprenderé a dejar de buscar soluciones, cuando entienda que en realidad no hay ningún problema sino lo hemos creado nosotros, que buscar una solución es aceptar que hay algo que no va bien, cuando todo sucede por algo; los buenos momentos me han valido para afrontar con actitud las circunstancias, las consecuencias son mi único crédito, tarjeta de visita, acuse de recibo; la única manera de demostrar mi libertad.
Libertad de ver la vida y observarla sin nada tras los ojos con poder para adulterar lo visto.
La mente es un vertedero de recuerdos y deseos, una concatenación manipulada de ecos. Una carga continua y en general creciente, que sólo se va en unos breves instantes en que sientes algo que está más allá de esta estupidez, una confianza total a la vida, sabiendo que la muerte no puede arrebatarnos nada que sea nuestro. Luego te desperezas de ese momento de duermevela, lo suficientemente dormido como para no recordarse a uno mismo y lo suficientemente despierto para estar a solas con ese instante enorme que me envuelve.
Estos momentos duran poco, pero cuando ocurren valen más que miles de horas que no han valido esencialmente para nada; que sólo han valido para evitar encontrarme conmigo mismo.