Diccionario de despropósitos.

Coherencia

Dícese de la característica del que no se plantea nunca si está equivocado. La coherencia, como tal, se mide en años o en veces. En política la coherencia se trata como una constante, de valores 4 o múltiplos de dicho número. No se utiliza el segundo porque como va a haber coherencia en una nueva idea que desmonta tanto adobe de creencias. Sus sinónimos son varios, tradición, fe ciega (aunque esté tan mal dicho como “ambos dos” o “período de tiempo”).

La coherencia se lleva muy bien con la excusa y odia profundamente las hemerotecas; añade rencor al odio, juzga al agua por la fuente de la que procede y no por su sabor, puede crecer como las malas hierbas en cualquier parte y en cualquier momento, de madre rutina y padre tradición.

Naranja

Cuando el día comienza a desdibujarse y la noche aún no se manifiesta, los extremos se aproximan ante el cambio de guardia. Ese puente que siempre es un lugar de paso entre dos mundos, corredor de la vida y la muerte, como la ceniza incandescente que en un extremo ya es ceniza y en el otro aún papel y tabaco virgen.

Anuncio ante un inminente cambio, mezcla holística, el último estertor de una hoja de otoño. Colocas tu umbral entre la pausa y el movimiento frente a un paso de cebra, instauras tu limbo donde se dan la mano de donde venimos y adonde vamos.

Rojo y amarillo en perpetua luna de miel, energías opuestas haciendo un 69 existencial, tu cordón umbilical que une mi yin a mi yang.

Porque al final, tras esconderse entre metáforas y símbolos por entre los estantes de los párrafos, el naranja me asalta con toda su fuerza desde las sábanas, y me quedo con la duda de si hablo del naranja.. o de ti, escondida en cada color, en cada actitud, en cada párrafo anterior..

Don´t stop me now

«Don´t  stop me now»

No voy a parar, nada puede detenerme ahora; no habrá trabajo ni paro que pueda conmigo, aprenderé a vivir como el musgo a la sombra de los árboles, como un gusano de seda esperando confiado la transformación. Usar todo lo que tenga la vida sin desechar nada como inútil. Lo malo será una guía que sabrá enseñarme los precisos pasos hacia lo bueno. Y al final las dos cosas serán una única realidad sin juicios ni condenas por hacer. No miraré atrás para no dejar de ver lo que tengo enfrente, este presente instalado  en los dedos posados en el teclado del portátil, tratando de descifrar entre vocales y consonantes las señales, los tímidos sucesos y los que retumbaron en mis oídos, Amarlo todo como única solución para no encadenarme a nada. Aprenderé a no quejarme, aprenderé a dejar de buscar soluciones, cuando entienda que en realidad no hay ningún problema sino lo  hemos creado nosotros, que buscar una solución es aceptar que hay algo que no va bien, cuando todo sucede por algo; los buenos momentos me han valido para afrontar con actitud las circunstancias, las consecuencias son mi único crédito, tarjeta de visita, acuse de recibo; la única manera de demostrar mi libertad.

Libertad de ver la vida y observarla sin nada tras los ojos con poder para adulterar lo visto.

La mente es un vertedero de recuerdos y deseos, una concatenación manipulada de ecos. Una carga continua y en general creciente, que sólo se va en unos breves instantes en que sientes algo que está más allá de esta estupidez, una confianza total a la vida, sabiendo que la muerte no puede arrebatarnos nada que sea nuestro. Luego te desperezas de ese momento de duermevela, lo suficientemente dormido como para no recordarse a uno mismo y lo suficientemente despierto para estar a solas con ese instante enorme que me envuelve.

Estos momentos duran poco, pero cuando ocurren valen más que miles de horas que no han valido esencialmente para nada; que sólo han valido para evitar encontrarme conmigo mismo.